EL FANTASMA SUBLIMINAL

EL FANTASMA SUBLIMINAL

Eliminar las barreras mentales que obstaculizan las posibilidades, parece ser una tarea titánica, cuando no se tiene claro un horizonte.
Ese es quizás el mayor freno a una problemática acrecentada en un pueblo, que a la ribera de un rio se cuece al calor de la indiferencia, el paternalismo exacerbante, la dejadez y esa especie de falta de código genético que índice más al oficio que a la profesión.
¡Cultura es cultura!. El respeto por la misma determina complacencias y un status quo donde impresiona que de esa forma se sea feliz. Claro, todo depende del prisma con el cual se determine la felicidad. Vaya a uno a saber si es una media aritmética o geométrica sobre la cual se determina el grado de satisfacción. E incluso maravilla ser feliz con tan poco…pero ¡en tierra de ciegos el tuerto es rey!.
Todos los días insto a mis muchachos a ser más. Todos los días los invito a no cejar en su empeño por romper ese círculo perverso de la exclusión que los hace más dependientes de la miseria. A vivir el día a día como si fuera el último. A entender que los años que tienen son los que vienen, porque los cumplidos ya pasaron, esos ya no los tienen. Todos los días intento maravillarlos con los sueños de saber que pueden ser útiles a sí mismos aprovechando la oportunidad que les dio la naturaleza de estar en este mundo. Todos los días los reivindico en su pelea contra molinos de viento. Todos los días siembro semillas de mostaza.
Pero muchos de ellos aguantan hambre, sufren violencia intrafamiliar, están permeados por las acciones fraudulentas de la ilegalidad que impera en su sociedad como orden, ante la incapacidad del Estado de asegurarlo. Muchos de ellos se ven instados por sus familias a venderse o dejarse embarazar para asegurar un futuro.
Muchos se sienten incomunicados, solitarios…Son una oportunidad de Código para el Estado…No creen en ese Estado. Son permeados por un los movimientos tic torios de un Reegueton que se lleva todas sus rabias. Los padres no tienen más brújula que la lucha del día a día en un tierra escaza de posibilidades. ¡Es un espanto subliminal!
Nuestras instituciones educativas necesitan más psicólogos…el Estado los eliminó a todos. Los psi orientadores no bastan… Luego serán los psiquiatras…Mientras tanto nuestros jóvenes estarán a merced de los medios, los cuales les bombardean con esas ilusiones que les arrebatan la oportunidad de seguir luchan do contra molinos de viento. Ya sin sueños, los jóvenes se esconderán en sus casas luego de alcanzar un bachillerato. Les apena no tener futuro.